“No creo en los resultados de PISA”

23/Ene/2018

El País- por Tomer Urwicz

“No creo en los resultados de PISA”

Era el bocho de su generación, salvaba todas las pruebas del liceo con sobresaliente, pero cuando intentó desarrollar su propio emprendimiento, fracasó. ¿Conoce algún caso? La historia es más repetida de lo que se piensa y según el científico Daniel Zajfman hay una explicación: “Estos estudiantes tienen la capacidad de responder a problemas concretos en los que solo cabe una respuesta; pero el mundo no se trata de eso”.
Zajfman preside el Instituto Weizmann de Israel, el sexto mejor centro educativo de ciencias —según el Índice de Innovación Natural 2017— y el único no estadounidense entre los diez que encabezan el ranking. En sus años como investigador de Física Molecular y luego dirigiendo a este instituto que sacó tres premios Nobel, comprobó que “sin el uso de la imaginación, la Matemática y la Física son inútiles”.
Es por eso que este científico descree de los resultados de las pruebas PISA, las que miden la capacidad de resolución de problemas en Matemática, Ciencia y Lengua en alumnos de 15 años. “Los países que obtienen mejores resultados en estas pruebas, como Singapur, no suelen sacar a los mejores científicos ni están a la cabeza en cantidad de startups”.
Tanto Uruguay como Israel han tenido bajos rendimientos en las últimas pruebas PISA. Ambos países figuraban en color rojo en la resolución de problemas científicos, siempre con resultados por debajo del promedio de la OCDE. A Zajfman le gustaría que su país mejorara en este sentido, pero entiende que en educación, sobre todo científica, no es lo más preocupante: “La ciencia consiste en hacer buenas preguntas o pensar varias respuestas a un problema. No tiene sentido que se le pida al estudiante que memorice una respuesta concreta para un tipo de dificultad”.
En Israel, por ejemplo, hay un emprendimiento de valor cada 1.844 habitantes. Esto lo convierte en el país con mayor capacidad de emprendimiento. No solo eso: en menos de 70 años de independencia logró 12 laureados con el Nobel. ¿Cuál es la fórmula? “Apostar al conocimiento y ofrecer la infraestructura adecuada para que los científicos piensen libremente”.
En este sentido, Israel invierte más de 4,2% del PIB a la investigación y el desarrollo. En Uruguay, en cambio, los sindicatos pelean para que se llegue al 1% hacia 2020 (y a este ritmo será imposible alcanzar esa meta). Pero para Zajfman “los recursos económicos no son lo primero”. Parte del dinero, cuenta, “viene después con la venta de propiedad intelectual y colaboraciones; la base inicial está en la apuesta, en arriesgar, en fomentar la curiosidad e invertir en la mente”.
—¿Uruguay puede estar a la vanguardia de la innovación?
—Puede. Antes los países eran ricos por si tenían determinados recursos naturales. Era importante la exportación de productos, de vacas, de carne, de autos. Hoy hay empresas como Google en que su valor es el conocimiento, es la investigación en inteligencia artificial, es lo intangible. La clave para lograr esto es la educación. Es un proceso largo, que no muestra resultados en cinco años y que consiste en expandir la capacidad de crear, de querer colaborar a las preguntas de la humanidad.
Al respecto, el científico criticó que a los niños se les suele preguntar “¿qué querés ser cuando seas grande?, y no se les pregunta: “¿qué querés hacer o en qué querés contribuir?”. Y concluyó: “El presidente Tabaré Vázquez sabe esto, él estudió en el Instituto Weizmann”.
Una beca de posdoctorado.
El Instituto Weizmann ofrecerá una beca de posdoctorado para un científico uruguayo. El presidente del centro y Tabaré Vázquez firmaron un acuerdo, ayer, en que se promueve este intercambio académico entre Uruguay e Israel. El presidente del Weizmann, Daniel Zajfman, dijo: “No podemos hacer investigación en un acuario, la ciencia es un idioma internacional”.
La fuga de cerebros, una chance.
Seis de cada diez universitarios uruguayos están dispuestos a emigrar. El dato, que se conoció tras una encuesta de un instituto de la UdelaR divulgada hace un año, causó sobresalto. ¿El país está en riesgo de perder a sus principales cerebros? El científico belga-israelí Daniel Zajfman piensa que hay dos formas de ver el asunto: como una pérdida o como una oportunidad. Él se inclina por la segunda visión y dice que “la fuga de cerebros es la exportación de una mercadería de altísimo valor”. Lo importante, según él, “es pensar que el mundo es uno y que las grandes preguntas de la humanidad son comunes a todos”. Zajfman preside el Instituto Weizmann. Allí el 70% de los estudiantes de posdoctorados son extranjeros. Y ese intercambio, dice, “es una ventaja”. A su entender, la ciencia tiene otro problema: la falta de mujeres. “No es un problema de las mujeres, sino de los hombres”. En la etapa de grado, al Weizmann entran casi la misma cantidad de mujeres que de hombres, pero en el posdoctorado, cuando es necesario viajar y dedicar tiempo fuera de casa, los hombres salen y ellas no pueden. “Esa es la inequidad”.